Gritos, romance, peleas, drama, familia. Normalmente estas son las cualidades de una buena novela. Pero, en la vida real esa combinación no es normal; es nefasta. Un miedo constante abarcaba a madre e hija en la constante incertidumbre de los gritos, maltrato y golpes que venían después de unos tragos. A raíz de ese ambiente hostil, repercusiones sociales se han desencadenado en las afectadas, salir de noche o repulsión hacia las personas que ingieren alcohol son unas de las varias.
Por: Maryam Salam.
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«No se puede justificar un comportamiento disfuncional por experiencias traumáticas o por sucesos violentos ocurridos durante otras etapas de la vida».