Las agresiones o actitudes violentas, en contra de los menores, que se generan dentro del hogar, se suelen normalizar o justificar con la forma o el recurso que tienen los padres o responsables para impartir educación y disciplina en los niños. No obstante, este tipo de ‘educación’ basada en la violencia tiene graves repercusiones en las víctimas. Basta de decir: «Es por tu bien».